El
Museo Antonio Santiana, es el más antiguo del país y guarda un patrimonio de
singular importancia tanto por su calidad arqueológica, cuanto por el alto
nivel académico de sus donantes e investigadores.
Vamos
a encontrar un diseño en el que se combinan murales, dioramas, textos
explicativos y 27 vitrinas con valiosas piezas de las colecciones que
pertenecieron a Jacinto Jijón y Caamaño, Federico González Suárez, Max Uhle y
Antonio Santiana. Con el nombre de
“Museo Arqueológico Nacional” adscrito a la Universidad Central, fue creado en
1925 por el Consejo Universitario siendo rector el Dr. Isidro Ayora. Su primer Director fue el científico alemán
Max Uhle, quien había sido traído al país por el eminente investigador Don
Jacinto Jijón y Caamaño.
Cuando
el museo estaba ya funcionando y era admirado por su exposición de cerámica,
metales, osamenta de megafauna e instrumentos modernos para la época, sufre un
incendio el 9 de noviembre de 1929 que hasta la fecha nos ha dejado las
secuelas de su afectación, pues se carbonizaron vestigios de madera, tejidos,
huesos de mastodontes hallados en Alangasí y, lo que es más, todos los
documentos de respaldo de las piezas arqueológicas, tornándose muy difícil
conocer su procedencia individual.
La
catástrofe le llevó a Max Uhle a emprender investigaciones en varios lugares de
su predilección; es así como entre 1929 y 1933, realiza intensas excavaciones
en Cumbayá, Alangasí, Cochasquí, Carchi, Esmeraldas y Manabí.
Luego
de casi 25 años, en 1959, Antonio Santiana y María Angélica Carlucci realizan
la apertura del museo incrementando a la colección arqueológica una muestra de
cráneos y varios instrumentos indígenas contemporáneos, frutos de sus
investigaciones de Antropología Física y de Etnografía.
En dioramas
e ilustraciones se presenta secuencias
históricas de la evolución cultural de los pueblos que habitaron la Costa, la
Sierra y Amazonía de lo que ahora es el territorio ecuatoriano. La historia
oficial destacó las hazañas de los conquistadores pero ocultó la verdadera
historia y cultura de los pueblos americanos, las técnicas para enfrentar los
problemas de sobrevivencia y reproducción social y los conocimientos
protocientíficos del mundo físico y del mundo viviente. Hace cinco siglos se
edificó el mito del continente inferior y sin memoria para justificar la
explotación y el genocidio colonial; luego se pretendió levantar el mito del
fin de la historia para imponer el pensamiento hegemónico y la política de
dominación global.
Dirección:
Facultad de Filosofía de la Universidad Central, Gaspar de Carvajal y Antonio
de Marchena
Teléfono: 2583404
Precios:
Gratuito
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